jueves, 27 de septiembre de 2012

Envidia y castración

La envidia del pene

 Con el fin de ilustrar una opinión que vengo "amasando" en el bocho hace un tiempo ya, me voy a permitir reflexionar sobre uno de los ítems considerados de lo más importante para Sigmund Freud y sus teorías sexuales de la infancia. En primer término, tratándose aquí de contextualizar la reflexión en una etapa tan trascendental en la construcción de la propia identidad como lo es la diferenciación anatómica del sexo, podemos pensar en las consecuencias que su experimentación tiene en el resto de nuestras vidas. Según la teoría de Envidia del Pene que piensa Freud, la niña siente deseos desde un primer momento de poseer lo que el niño posee. De constituirse como él. Cree que fue castrada. Para el autor, esto refiere a la envidia. No es un dato menor, ya que si uno de los pensadores más importantes del siglo XIX relaciona a a mujer con ésta característica no es coincidencia que en siglos posteriores, inmiscuida esta nuestra sociedad en un capitalismo salvaje sin precedentes, la misma sea vista como figura de todo lo negativo que nos rodea.
 Ahora bien... Sabemos que el análisis no es tan simple y que sin tener en cuenta las características históricas en el momento de escrito este pensamiento del padre del psicoanálisis, sería imposible concretar un análisis relativamente completo. Sin embargo, recuerdo -como aclaré en un principio- que no me propongo analizar desde la teoría sino desde la opinión, basándome en lo que veo cotidianamente en cuanto a rol femenino universal. Por otra parte, me parece importante reflexionar el siguiente aspecto: cuando la mujer atraviesa el complejo de Edipo, esta envidia del pene se divide en dos. Por un lado, las ansias de poseer un pene dentro de sí (que serían representadas por el deseo de tener un hijo). Y por el otro, el de sentir al pene dentro durante el coito. Una vez más, esta dualidad representa las dos figuras femeninas más comunes con las que la sociedad nos relaciona: madres y fuentes de placer. Placer del otro, no propio, claro. No porque la mujer no goce durante el acto sexual, sino por la manera en la que encontramos esto redactado. "Ansias de poseer un pene dentro de sí", no de disfrutar desde el deleite. Somos mujeres en tanto somos mamás, en tanto complacemos sexualmente. Siempre abocamos nuestro interés al bien de los demás, nunca al propio, y eso pareciera estar bien porque "nos tocó ser mujeres". Nos representa la propiedad privada, puertas adentro, mientras más calladas mejor. Creo ser lo suficientemente clara con respecto a mi posicionamiento.
 No pretendo con este razonamiento de opinión contradecir los estudios de Freud, si bien con otros ítems de su teoría me encuentro profundamente en desacuerdo. Pretendo referirme en mayor medida a los motivos que hacen que piscológica y -por consiguiente- socialmente estemos posicionadas como fuentes de goce ajenas, en todo momento al servicio de una sonrisa que no nos pertenece. La envidia, que aparece teorizada como innata en nuestro pensar, deviene en que queramos ser como ellos y como nos vemos imposibilitadas de lograr tal fin no nos quede más remedio que amamantar y rendirnos a los antojos sexuales de otros.
 A riesgo de ponerme tediosa, dogmática y predecible, la lógica me impide acordar, dejando cualquier principio teórico de lado, con un pensamiento que nos dé a todas un plano irrelevante, o disfrazado de poder, cuando en realidad impera la piedad, la lástima y la indulgencia.



"Ni sumisa, ni devota, mujer, te quiero LIBRE, LINDA Y LOCA".

1 comentario:

  1. La verdá es que no cursé Psicoanálisis, así que tampoco estoy en condiciones de plantar una raíz a favor o en contra de esto, teórica y conceptualmente hablando. Pero desde la opinión, creo que porque me emociona e interesa mucho más la cultura, discrepo de (casi) cualquier cosa cognitiva/emocional/sentimental/de expresión o similar que sea innata. Por ende, cuando Freud dice que la mujer quiere tener y sentir eso, es decir, genital masculino, se basa en una posición innata si no entiendo mal, ¿no? En el caso de que no esté errada y que Freud lo tome como un esquema innato de la mujer, yo disiento. Creo que la mujer socialmente y por cultura fue y es vista como mamá y fuente de placer. Pero no sé si eso se debe a un mecanismo ya presente desde la vida misma sino más bien a una construcción determinada por las pautas sociales y culturales en que está inmersa esa mujer, dicho de otra manera, es la cultura la que lo condiciona. Además, en épocas anteriores, el peso de no querer ser madre o de no satisfacer sexualmente al esposo era importante. Y lo más triste, a mi entender, es que hoy en día se plantea el rol de la mujer como rebelde, desfachatado, liberal pero los medios son la provocación en la vestimenta, el vocabulario, etc.; y no desde un punto de vista intelectual.


    Al margen, linda, creo que estás en Vorterix, pasala lindo ♥.

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