martes, 18 de octubre de 2016

Independencia

 Ayer hablé con un chico en el subte. Empezó él la charla preguntando si sabía cuál era Independecia. No tenía la más puta idea, y el cartel estaba tan lejos que no podía distinguir los nombres de las estaciones. "No te hagas drama, creo que falta". Algún comentario sobre el calor, la hora, y "¿te puedo preguntar tu nombre? Si te estoy molestando decime y te dejo tranquila". No me molestaba, básicamente porque, de fondo, un tipo guitarreaba una canción de Calamaro horrorosamente mal: debía distraerme con urgencia. Me agradaba su sonrisa y la forma en la que se acomodaba el cuello de la chomba cada cuatro segundos. Contados. Resulta que Nicolás tenía una banda, que conocía el local donde trabajo, que le gustaba Capusotto y que los miércoles hacía teatro. Todo está en pasado, claro, porque Nicolás ya no existe en mi vida. Antes de bajarse, me pidió mi número. Me excusé mintiendo que andaba sin celular, así que dejó anotado el suyo en un papel. Me saludó con un apretón de manos y desaparecío entre el gentío de la línea E.
 Me quedé observando las letras y los números amontonados con lapicera negra en un pedazo de hoja Gloria durante varios minutos. Lancé al aire una carcajada que fue tapada rápidamente por la sirena de llegada. Bajé arrastrando los pies, tiré el papel a la basura y con lágrimas en los ojos, me pregunté hasta cuándo mierda nuestro presente seguirá robándome mi futuro.

2 comentarios:

  1. "Vea: si no me conoce, no podrá usted darse el lujo de olvidarme."
    (Dolina, La conspiración de las mujeres hermosas)

    ResponderBorrar

Nota: sólo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.