domingo, 9 de agosto de 2020

Qué importa

Qué importa.

Importan muchas cosas, como el cambio climático o las decisones políticas. 

Importan las reservas del Banco Central. Importan las pandemias.

Importa la inflación, importan las paritarias.

Pero lo que a mí siempre me importó tanto es lo que otras personas pensaran de mí. 

Hoy me digno a pensar qué me importa.

Qué mierda me importa lo que piensen amigxs y enemigxs. Qué mierda tengo que soportar los juicios de moral si nadie más que unx sabe del todo cómo es. Por qué no ser como House o como Daniel Sloss y que me valga verga.

Qué importa.

Si cuando me importa no solo me importa sino que me desvivo, analizo, desmenuzo, convivo diariamente con la idea de que tengo que ser buena persona porque qué van a pensar de mí. Qué mierda es ser buena persona, me querés decir. Será contar una anécdota solidaria y tener miles de likes en Twitter. Será rescatar cachorritos. Será dejarle a le otre la última milanesa.

Buena o mala. Aceptada o rechazada.

A veces pienso que el universo se mueve, gira y se mantiene, gracias a un montón de voluntades individuales que lo empujan. Y que son eso. Individuales.

Es un pensamiento ególatra. Sí.

Es un pensamiento egoísta. Sí.

Es un pensamiento que tiene consecuencias. Sí.

Pero estoy harta de que me importe. Qué me importa.

Lo voy a repetir hasta el cansancio porque ya me hinché las pelotas.

Me hinché las pelotas de que me importe y de que sea lo primero que me importa.

En la primaria me cargaban por gorda. En la secundaria a los tipos les gustaban mis amigas, no yo. En la adultez sufrí mucho el rechazo. De amigxs, de chongxs, de gente. Gente. Gente que gira en una espiral de buenas costumbres, gente-valor, gente copada, gente querida. Y yo estaba ahí, parada mirando, deseando ser elles, deseando hacer todo lo que se supone que hay que hacer para gustar, para ser querida, aprobada, deseada, solemne, noble.

Buena amiga, buena amante, buena hija, buena mujer.

Todos los días de todos los meses de todos los años lo que me importa es ser buena.

Pero qué importa. Qué carajo me importa si haga lo que haga en mi cabeza soy la mala del cuento. La traidora, la embustera, la soberbia.

Esto se trata mucho de mí y a su vez nada en absoluto. Porque cansarse no depende sólo de unx.

Qué importa.

Solx se vive mejor.

No tenés que llenar las expectativas de ningún ser humano que cumple con lo que una vida ejemplar demanda: no meterse en bardos, no llamar la atención más de lo debido, no mentir, no arrepentirse jamás. 

Qué importa.

En silencio se vive mejor.  

Qué importa.

Muertx se vive mejor.

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